jueves, 19 de febrero de 2015

Más fuertes que el acero

Con la crisis de 1929, todo se vino abajo. Incluso el glamur y la trasgresión en la moda que habían comenzado a imponerse en las mujeres allá por 1914, cuando se acortaron las faldas y quedaron al descubierto no solo los tobillos, sino las pantorrillas hasta cerca de la rodilla. Los años 20  se esfumaban y las piernas volvían a quedar escondidas bajo largos vestidos, en consonancia con el crack económico que se iniciaba. Pero aquello solo fue un paréntesis. La industria textil se preparaba para el contraataque con una prenda que desataría la locura entre aquellas mujeres reprimidas por la crisis y que cambiaría la historia de la moda. Hablamos, ni más ni menos, de las míticas medias de naylon.

En 1935 , el químico estadounidense Wallace Carothers inventó este material al que definió como «una nueva seda hecha con fibra sintética». No sabía aún que con su creación iba a revolucionar la moda femenina en todo el mundo, cuando, tres años después, se anunciara la llegada de unas nuevas medias hechas con su material, más resistente y suave que los que se usaban anteriormente.
Fue durante la en la Feria Mundial de Nueva York, en 1939, cuando el vicepresidente de Dupont, Charles Stine, presentó las novedosas medias de nailon a un grupo de mujeres, a las que dejó tirar de cada uno de los extremos para demostrar la fortaleza del tejido. Quedaron absolutamente asombradas, contentas de que aquel material acabaría con los remiendos a los que estaban acostumbradas.
Por fin, el 15 de mayo de 1940 se pusieron a la venta por primera vez en Estados Unidos. Tal fue el impacto que causaron que, cuatro días después, ya se habían vendido alrededor de cinco millones de pares. Toda una locura que hizo que aquel primer día de ventas pasara a la historia como «El Día N». Miles de mujeres se agolpaban cada día frente a los grandes almacenes para hacerse con las suyas, disparándose las ventas hasta los 64 millones de unidades en todo el país durante el primer año.

domingo, 15 de febrero de 2015

Carnaval, Carnaval

El carnaval es, muy posiblemente, la fiesta  pagana que más personas celebran y disfrutan en todo el planeta. Son días de baile, disfraces y mucha diversión.
El hecho de disfrazarse, pintarse la cara y festejarlo es un acto que se remonta a la antigüedad y existen algunas evidencias de que el pueblo sumerio ya realizaba este tipo de  festejos hace 5.000 años.
Tal y como lo conocemos hoy en día, el carnaval es una continuidad de los antiguos Saturnales, las festividades romanas que se celebraban en honor al Dios Saturno.
A raíz de la expansión del cristianismo fue cuando más auge tomó y la fiesta adquirió el nombre de carnaval, teniendo como motivo principal el hecho de despedirse de comer carne y de llevar  una vida licenciosa durante el tiempo de Cuaresma.
Eran tres días de celebración a lo grande  en lo que casi todo estaba permitido; de ahí uno de los motivos de ir disfrazado, taparse el rostro y salvaguardar el anonimato. Hoy en día, esta celebración se ha alargado una semana, comenzando en la mayoría de lugares el Jueves Lardero.                                               
Esta despedida a la carne se realizaba los días previos al Miércoles de Ceniza, fecha en la que se daba comienzo a la Cuaresma; un periodo de cuarenta días (hasta el Domingo de Resurrección) que se destinaba a la abstinencia, recogimiento y el ayuno, acompañado de oraciones, penitencia y espiritualidad religiosa.
La etimología y origen de la palabra carnaval nos indica que proviene del término italiano  ‘carnevale’  y éste a su vez del latín ‘carnem levare’ cuyo significado es carnem (carne) y levare  (quitar): quitar la carne.